Por Anaïs Sánchez y Daniela Rovatti. Fotos: Agustín Rovatti ENTRE EL ESCENARIO Y LA MOCHILA Ya se sabe, los artistas hacen planes y… las carreras disponen. Después de 9 años en Madrid, el plan de Javier es quedarse en esta ciudad, siempre hay algo de ansiedad, de aprovechar el tiempo, de “el tiempo es ahora”, y esa otra vocecita que pide viajar, y la mochila está allí, esperando. Lejos del viaje banal, el deseo viene de la pulsión del artista que sabe que, en el abrazo con lo desconocido, se forja una comprensión más profunda del ser humano, un entendimiento que se traduce en matices y emociones sobre el escenario. Pero, por el momento, se enfoca en el aquí y ahora y en su trabajo con La Breve pausa, una compañía formada por un grupo de actores, actrices, dramaturgos y dramaturgas que comparten la pasión por el teatro, y que ya han llevado a cabo múltiples proyectos. PONER EL CUERPO Javier no teme enfrentarse a las “grandes” preguntas. Solo un pequeño resoplido, mirada hacia arriba y casi escuchamos lo que está pensando: las afirmaciones, las dudas, las certezas, la fuerza y la pasión con la que piensa. Y, por supuesto, la sinceridad. Y, además, pone el cuerpo en todo lo que hace. El año pasado, después de haber estado ensayando durante nueve meses la obra Antes-Después, con La Breve pausa, justo un mes antes del estreno, comenzó a filmar la película Olvido. Y en la misma semana viajaba de Madrid a Valencia y se enfrentaba a la exigencia de pasar de los códigos del teatro a los del cine. Sin dudar un minuto, nos mira y asegura: “Si tuviese que elegir entre hacer teatro o cine por el resto de mi vida, haría teatro. Seguro. Me coloca en un sitio en el que realmente me hace sentir artista”. Y el teatro off tiene mucho que ver: todos hacen todo, explica. No hay regidores, cada uno se ocupa del vestuario, del maquillaje. Acarrean, montan, desmontan. Y, en este hacer, el cuerpo y la mente se conjugan casi como en una ceremonia. “Hay un ritual en el teatro que no hay en el cine, porque los ritmos son distintos y respiras distinto, con una escucha activa del que está recibiendo lo que estás entregando”, nos explica con vehemencia. “Si tuviese que elegir entre hacer teatro o cine por el resto de mi vida, haría teatro. Seguro. Me coloca en un sitio en el que realmente me hace sentir artista”.
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